El storytelling y la identidad visual
COLUMNA | ¿Por qué los Cleveland Cavaliers han incorporado al artista visual Daniel Arsham en su ‘staff’?

El pasado 17 de noviembre, los Cleveland Cavaliers anunciaron la incorporación del artista local Daniel Arsham al staff de la organización como el primer Director Creativo de su historia. El creador, de renombre mundial, se presentó con una carta en la que presumía de sus orígenes clevelanders y argumentaba que The Land es una parte inseparable de sí mismo. La carta de presentación de Arsham concluía con una potente declaración de intenciones: “Estoy aquí para contar nuestra historia”, interpelaba, directamente, a los fans de una franquicia que pasa por sus peores horas y que se antoja tan erosionada como las figuras (brazos de jugadores sosteniendo balones, canastas, racks de tiros, etc.) que el artista expone en galerías de todo el mundo.

Tras el movimiento, que los Cavs anunciaban como un intento de “difuminar la línea entre el baloncesto y el arte”, surge una pregunta: ¿qué puede ofrecerle un artista visual a la identidad de una franquicia instaurada en un sistema tan cáustico como la NBA?
No hay duda, corren tiempos en los que lo audiovisual tiene una relevancia máxima. La viñeta, el meme y otras manifestaciones fundamentalmente visuales han ganado un terreno impresionante en el ámbito del storytelling. Y es ahí donde, precisamente, entra en juego la capacidad de Arsham para ofrecer un nuevo relato, o para adaptar lo existente, sobre los Cleveland Cavaliers. “Como artista visual y aficionado de los Cavs desde hace mucho tiempo, he usado el baloncesto como tema recurrente en mi trabajo, que he expuesto en Tokio, París, Río o Shanghai y que, ahora, estoy orgulloso de traer a casa”, escribía el artista.
Aparentemente, la idea de los Cavaliers y del propio Arsham es ofrecer una oportunidad de ayudar a conformar y reformar la identidad del equipo. “Tener la oportunidad de contribuir a moldear la identidad visual de la franquicia mientras miramos hacia el futuro es, honestamente, un sueño […] Estoy encantado de poder contar la historia de nuestro Equipo, nuestra Comunidad y nuestra Ciudad”, concluía su alegato de presentación. Es, precisamente, en ese punto, donde todo cobra sentido: el relato.
Hoy en día, todo es relato. Cada manifestación, por pequeña que sea, contribuye a conformar la identidad del manifestante. En la NBA, eso significa que cada franquicia tiene innumerables ocasiones de ajustarse al relato de su ciudad, sus gentes y su idiosincrasia: desde los escudos, en constante cambio, o los pabellones, convertidos en páginas en blanco que rellenar con elementos distintivos, hasta las equipaciones City Edition, nacidas con la vocación de incorporar en los uniformes las tradiciones, costumbres o elementos icónicos de la ciudad que representa cada entidad (aunque en algunos casos sean meras ediciones alternativas). De ampliar, en definitiva, el relato y la diversidad que subyace tras las franquicias y, por extensión, tras el deporte en sí mismo.
El storytelling se ha convertido en uno de los principales elementos conformadores de entornos. Y en ese campo, durante los últimos años, ha ganado mucho terreno el audiovisual. Los equipos empiezan a moverse; no es casualidad, por ejemplo, que en el fútbol (sobre todo si miramos hacia la Premier League inglesa) cada vez existan más clubes que incorporan en sus nóminas a diseñadores gráficos que dibujan y cuentan su historia. Por eso el movimiento de los Cavs, aparentemente inocuo, revela una preocupación cada vez más acuciante por esta relevancia de la imagen que proyectamos. Y qué mejor para dar forma a esa identidad visual que alguien que la conoce desde muy pequeño y que se siente abrazado por ella. La idea suena potente: bañar en bronce esa erosión y ofrecerle un nuevo aspecto más atractivo. La elección, obvia: ningún artista va a trabajar para los Cleveland Cavaliers con más cariño y dedicación que un Daniel Arsham que se declara fan incondicional de la ciudad, sus gentes y su equipo de baloncesto. Es un simple movimiento, pero el storytelling de los de Ohio está, más que nunca, garantizado. Y con ello la imagen que proyecta desde dentro hacia fuera. La marca que deja y el legado que brinda. La tribu y sus alegorías.
